Prólogo en INT. COCINA . DÍA
Taller de escritura de diálogos y abejas anidando entre ladrillos
¿Qué hace esa lata de tomate al pie de mi laurel?. Un pájaro. Zas, zas, zas. Una abeja. ¿Arbusto con florecillas?. Zas, zas, zas. Una meailla. Golpe de mangera.
No pasa nada, es un gato belga, está acostumbrado al agua.
Aún me duran las agujetas cerebrales de la última semana. Participé en un taller de escritura de diálogos.
Me inscribí por dos razones: No sé escribir diálogos y sobretodo quería comprobar dónde estaba mi nivel teórico de guión, pasar mi propio examen de conocimientos.
Intimida un poco tener, a un lado, jóvenes que han hecho un master en guión cinematográfico, o incluso estudios de hasta 5 años, y por otro, tener a los viejos con sus años de experiencia. Luego yo, que he leído todo lo que he pillado, he ido al Cine Club de Juan de Dios y sus conferencias, una pequeña formación en lenguaje cinematográfico y las libretas llenas de apuntes.
Es importante comprobar de tanto en tanto dónde está nuestro sitio y ver como nuestro trabajo es recibido por nuestro contexto artístico y profesional porque, cuántas veces me he cruzado con personas que dicen tener el síndrome del impostor y, ah, son realmente impostores. Impostores que no saben que lo son.
Exponerte leyendo tus textos delante de una decena de personas con muuucho más conocimiento que tú y de una profesora que ha trabajado en televisión y cine durante décadas… Asusta. Pero te da una validación de la hostia.
Conclusión: legitimidad adquirida. Puedo colocarme la medalla Pokemon del Gimnasio de Guionistas.
Hablando de saber si somos o si no somos. Una vez alguien me dijo algo así: Decir que eres dibujante, no te convierte en una buena dibujante, sólo estás presentando a la gente a lo que dedicas la mayor parte de tu tiempo: Dibujar. Y es cierto que siempre he dicho que soy camarera, cuando no tenía ni formación ni experiencia, pero es eso lo que hacía.
Podemos decir que somos aquello que hacemos.
Impostores de la honestidad.
Todo esto quiere decir que no he tenido mucho tiempo para trabajar en el dossier de la novela gráfica.
Estoy digitalizando todos los bocetillos que he hecho en la libreta, para recortar y componer más seriamente. ¿Podría saltarme este paso? Quizás, pero no para este proyecto. Porque mi primera novela gráfica es también mi propia tesis de narración. Lo analizo todo.
También, después de cinco días de taller de escritura, inevitable, quiero reescribir muchas escenas. Sobretodo añadir mucho más diálogo, o sea, más viñetas.
Qué sustillo
Algo que siempre subrayan es que no puede quedar ninguna duda de lo que quieren los personajes. Y yo tengo ese problema con mi protagonista. Todos los personajes saben lo que quieren de ella, pero la protagonista no lo sabe lo que quiere de ella misma, hasta el final.
Me preocupa que algo que me parece interesante sea un caos para los lectores.
Os enseño una de las primeras fases de guión: La escaleta. Disfruto mucho esta parte porque es como un pedazo de arcilla a modelar.
El otro día disfruté muchísimo con una película de Cronenberg: ExistenZ. No hay cosa que me guste más del cine que cuando se cuenta a sí mismo. La película trata sobre un videojuego donde los jugadores no saben diferenciar entre lo real y lo virtual. Como la dirige Cronenberg, que está zumbao, lo virtual es visceral. Maravilloso. La película no es perfecta, lo que le da ese puntito de wadafac que me gusta tanto.
Espero que estas semanas hayáis podido disfrutar de una buena historia, oral, visual o como más os guste. Me despido con una frase que dijo Gabriele Borille durante el taller de escritura que me enterneció mucho:
Ne méprisez pas votre texte. Il existe - No menos precies tu texto. El existe.